Toco tu boca. Acaricio el alma.
Todavía no he rozado ni una de esas montañas que hacen llamar labios, pero que deberían denominar deseo y que constituye tu boca. Todavía no lo he hecho y ya pienso en la manera de buscar la excusa perfecta para volver a hacerlo.
Todavía no he rozado ni una de esas montañas que hacen llamar labios, pero que deberían denominar deseo y que constituye tu boca. Todavía no lo he hecho y ya pienso en la manera de buscar la excusa perfecta para volver a hacerlo.
Rozo tu labio inferior con la yema del dedo índice de mi
mano derecha.
Mientras, mi mano izquierda se desliza por tu cuello.
Logro recorrer todas las distancias de tus labios con mis dedos. Noto cómo tu respiración se acelera.
Noto tu mirada en mi boca, en mis ojos, intermitente.
Mientras, mi mano izquierda se desliza por tu cuello.
Logro recorrer todas las distancias de tus labios con mis dedos. Noto cómo tu respiración se acelera.
Noto tu mirada en mi boca, en mis ojos, intermitente.
Dejo de acariciarte. Te beso. Me besas. Nos besamos que es
mucho mejor.
Rubén Chiquito. @rubenchiquito24
No hay comentarios:
Publicar un comentario